Una tarde fresquita de mayo
cogí mi caballo y me fui a pasear (estribillo)
por la senda donde mi morena,
graciosa y hermosa, solía pasar.
Yo la vi que cogía una rosa,
yo la vi que cogía un clavel.
Y le dije, jardinera hermosa
me das una rosa, me das un clavel.
(estribillo)
Y me dijo, muy fina y galante,
al instante yo se las daré
si me jura que nunca ha tenido
flores en la mano de otra mujer.
(estribillo)
Yo te juro que eres la primera
de quien flores espero coger.
Por lo tanto, jardinera hermosa,
me das una rosa, me das un clavel.