A la una, a las dos,
a las tres de la mañana
se levanta el panadero
con calzones de badana.
Apareja su borrico
y le echa el alforjón
y se marcha a Zaragoza
a vender pan de Aragón.
"Al buen pan de Aragón,
muchachas, acudir,
que lo vendo barato
y me tengo que ir."