Desertor de la era
Labrador exiliado
Pueblerino perdido
En la enorme ciudad
Anacrónico y triste
Mi camino has cruzado
Y me ha dado ternura
Tu viril tosquedad.
He mirado los callos
De tu ásperas manos
Que arrancaron rastrojos
Y empuñaron la hoz
Al amor de la tierra
Donde fuisteis hermanos
Tú, las flores, el aire
Las semillas y el sol.
Tienes manos de trilla
Manos para el ganado
Manos para la leña
Manos para rezar
Manos que en el asfalto
Tú has crucificado
Con la perforadora
De la prosperidad.
Tu raída chaqueta
Tiene grandes bolsillos
Y allí escondes las manos
De reciente albañil
Manos que eran el vaso
Cuando siendo chiquillo
Te bebáis el agua
Del arroyo infantil.
Manos que en la taberna
Aprendieron el arte
De bailar a los dados
Y alargar el porrón.
Manos para el trabajo
Manos para ganarte
La redonda aceituna
Y el caliente terrón.
Pero hoy tienes las manos
Secas como una rama
Que el otoño desnuda
En la fría ciudad.
La ciudad que te ciega
La ciudad que te llama
La ciudad que destruye
Tu calor y tu paz.