Nadie le tema a la muerte
que la muerte no es eterna;
sólo es eterna la pena
de que celebren tu esquela.
Yo sé que engaña esta tierra
a quién la mire por fuera;
está cercana la aurora
de abandonar la trinchera.
No sé quién tuvo la idea
de vendimiar las estrellas,
pero sabemos qué bala
puedo callar al poeta.