Son las seis y el nuevo día
abre por lejanía.
Lleva ya dos horas Juan
trabajando con afán.
En silencio todo el campo
y la noria como un canto
gira y gira sin cesar.
Santo Dios, ¿no lloverá?
Son las siete y las campanas
comenzaron su oración
en la iglesia las beatas
y el buen cura Felipón.
El calor, el mediodía,
el cansancio y la fatiga
con las doce llegarán
la comida, vino y pan.
Tras la siesta junto al árbol
la labor está esperando
siempre, siempre, siempre igual
¡oh, buen Dios! quiero cambiar.
Son las siete y el rosario
en la aldea comenzó
la taberna está esperando
juego, vino y el amor.