Nunca había junado tanta sangre
enviciando el empedrado
tan sexy, tan morbo.
Limá la chapa y rajá
porque esa lacre es tuya
y vale un mango más.
Qué onda tan espeluznante
tiene el orejudo con tu perversión
tan lúcida, tan sabia.
Que pague Dios esa oferta
sacá el pan dulce o vas a morir
y no te van a extrañar.
Nunca había visto tal ensaña
festejada por su propio mártir
tan cándida, tan simple.
O reaccionás o al Averno
porque esa sangre es tuya
y vale un poco más.