Algo de patética tristeza
Tienen los juguetes de los niños
Que andan en la casa por doquiera
Con su ceniciento colorido
Hay una muñeca despintada
Con cara de niña sin abrigo
Y hay una pelota desinflada
De tanto correr en el baldío
Hay un camioncito de madera
Como abandonado en el camino
Y una marioneta que se enreda
Pálida y grotesca entre sus hilos
Los juguetes son como testigos
De las correrías victoriosas
Que por los cajones y pasillos
Ponen otro orden a las cosas
Hay una guitarra chiquitita
Con las cuerdas locas de tan flojas
Que al acompañar sus vocecitas
Suena melodiosamente rota
¡ay! Cómo me gustan y me duelen
Verlos tan callados a esta hora
Sólo las manitas de esos duendes
Saben darles vida generosa
Yo no los recojo y simplemente
Paso a su costado cuidadosa
No hay nada más triste que un juguete
Que por bien guardado nadie toca
Las caritas sucias de sus dueños
Quién sabe qué cosa harán ahora
De esta pena mía de no verlos
Sólo son testigos las mascotas.
Una casa sola sin juguetes
Es como una plaza sin palomas
O como una flor que no florece
O como una mano sin la otra