Cualquier mañana despierto vivo aún
y te deslizo debajo del pulgar,
te desanudo el pelo con placer
y entonces digo mirando sin mirar:
eres mujer, eres mujer.
Cualquier mañana te amo de verdad
aunque no jure, aunque quiera vivir,
aunque me estorbe tu cuerpo de jabón,
aunque el saludo sea el gesto de partir:
eres canción, eres canción.
Cualquier mediodía después
seguiré viajando por ti.
Qué bella te hallé y qué bella estás.
Qué bella serás después.
Eres canción, fuiste mujer.
Cualquier mañana despierto enfermo aún,
tras sueños jíbaros y humo vegetal,
duermo con otra, le pregunto por ti,
lavo en mi pecho tu pecado mortal
y vuelvo a dormir, y vuelvo a dormir.
Cualquier mañana te digo dónde estoy
para que nunca me vayas a buscar.
Cualquier mañana no salgo más de aquí.
Cualquier mañana me siento a esperar
el porvenir, el porvenir.
Cualquier mediodía después
seguiré viajando por ti.
Qué bella te hallé y qué bella estás.
Qué bella serás después.
Eres canción, fuiste mujer.