Se negaba una mujer con una mano a ir a la cama;
con la otra entretenía su pasión amordazada.
Y las sábanas tenían
el semblante del pasado
que contento sonreía.
El vendedor de ventanas se negó a darme la mía
porque a cambio no le daba mis reservas de alegría.
El pasado estaba quieto
sobre el almacén del día.
Lo tenían bien sujeto.
Veo el pasado caminando por casi toda la ciudad.
Lo veo en la gente que se queda y que se va.
Lo veo en el rostro de mis hijos,
lo veo en la voz de mi mujer.
Lo veo a pesar de que lo veo sin querer.
El pasado tiene el nombre de millones de sujetos;
bebe y come, se va al cine y a veces no es tan viejo.
Tiene un poco de mi nombre, tiene un poco del de ustedes
aunque busquemos el hombre.
El pasado es el espectro de un bufón con triple cara:
fue de ayer, es de este día y será de otra mañana.
El pasado es ese insecto que la música no apaga.
El pasado es insurrecto.