Me quedaré en España compañero-,
me dijiste con gesto enamorado.
Y al fin sin tu edificio tronante de guerrero
en la hierba de España te has quedado.
De una forma vestida de preclara,
has perdido las plumas y los besos
con el sol español puesto en la cara
y el de Cuba en los huesos.
Ante Pablo los días se abstienen ya y no andan.
No temáis que se extinga su sangre sin objeto
porque éste es de los muertos que crecen y se agrandan
aunque el tiempo devaste su gigante esqueleto.