Como un infierno de dudosa vanidad
las luces bajan al río.
Y un bosque interno de jugosa intimidad
Refleja sendos caminos-
Hay duendes que se van metiendo en la piel
en cuerpos enardecidos.
La sombra de la muerte, cerca, vi nacer
Junto al dolor de tu olvido.
Y al margen de ser, tu voz siempre calma
hoy te descubro entre mantas.
Y puedo saber, que estoy maniatada
a las patas de tu cama.
Como las huellas en el mar te vi brillar
cuando mi cuerpo besabas.
La cruel venida de tu rota ambigüedad
y el huracán de tu espalda.
Y puedo saber, que estoy fractura
cuando mi mente descansa.
Y salvo que estés, atado a mi cama
no pisaré tu morada.