Yo creí tenerte y me equivocaba,
aprendí a quererte, comencé a creer;
y soñé con hijos y una casa grande
y vos caminando, yo queriéndote.
Con mañana fría, sol en la ventana,
después del trabajo esperándome;
y era tanto, tanto lo que vos me dabas
que tal vez por eso fui perdiéndote.
Qué difícil mi agonía,
qué difícil regresar.
Y buscarte y llamarte,
aunque sepa que no estás.
Y buscarte y llamarte,
aunque sepa que no estás,
no, que no estás.
Tendré que aceptar que me he quedado solo,
y entender que el tiempo nunca vuelve atrás.
Que lo que no supe defender como hombre,
ahora como un niño no debo llorar.
Cuando los amigos vienen y preguntan,
digo que esto así debía terminar.
Y siento muy dentro un dolor tan grande,
por no haber entendido y dejarte marchar.
Qué difícil mi agonía,
qué difícil regresar.
Y buscarte y llamarte,
aunque sepa que no estás.
Qué difícil mi agonía,
qué difícil regresar.
Y buscarte y llamarte,
aunque sepa que no estás.