No puede levantar la mirada de la madera,
en la que hace años grababa su nombre, otros nombres,
los compañeros y una fecha, Marta y un corazón.
Y se quedaba en la mesa preguntándose,
¿Cuándo comenzó a quedarse solo?
¿Cuál es el momento en que nos olvidamos,
de lo que fuimos y de lo que quisimos ser?
Hasta que ni siquiera podemos reconocernos,
en la imagen que nos devuelven espejos,
o en las miradas de los demás.
Cómo se llega a este 14 de Abril,
colmado de soledad y preguntas.
Dónde están, dónde están,
los hijos que, los hijos que
se sueñan, que se sueñan.
Y la gente que se ama,
las palabras, las palabras,
que se curan y el amor sincero.
Dónde están, dónde están,
las cosas que, las cosas que
aprendimos, que aprendimos,
que enseñamos, que supimos,
que gritamos, que gritamos,
que pedimos para ser mejores.
Dónde fueron, dónde fueron,
los momentos, los momentos,
los amigos, los amigos,
las ideas que tuvimos.
Los poemas que escribimos,
las canciones que cantamos.
Dónde fue, dónde fue,
la vida que, la vida que
anhelamos, que anhelamos.
Los proyectos, las promesas,
y el destino, y el destino,
que quisimos estar siempre unidos.
Dónde están, dónde están,
dónde estoy, dónde estoy,
dónde fueron, dónde fueron,
y qué hicimos y qué hicieron.
Qué olvidamos, qué olvidamos,
dónde está lo que dejamos.