Silencio, silencio
que todo lo oyes
como los niños tímidos,
desde los rincones,
dame tu consuelo,
dame tu consejo.
¿Qué hare si esta ella,
con el cuerpo cerca,
con el alma lejos?
Que al viento, que al viento
yo se lo decia
y por el viento, y el viento
por oir su son en las hojas,
por oir su son
no me oia.
Que al agua, que al agua
se lo repetía,
y el agua, y el agua
por verse en mis ojos
no me respondía...
Que al cielo, que al cielo
yo se lo gritaba,
y el cielo, y el cielo
no sé si me oia
¡Tan alto asi estaba!
¡Silencio!
¡Qué hare si esta ella,
con el cuerpo cerca,
con el alma lejos...?