Chorrillo ardió, como Berlín. Un fuego intenso,
que prendió hasta el zinc. Santa Claus trajo en Navidad
bombas para Avenida A. Por estar cerca del cuartel,
se quema el barrio y sus discos de Ismael.
Entre la sombra, un general rinde el machete, sin pelear.
Ahora y siempre, recordemos.
Ahora y siempre, compañeros.
La confusión era infernal. Llovían bengalas, lanzadas
desde el mar. ¿Cuántos murieron? No lo sé.
Niño Jesús, dígalo usted.
De eso se prefiere no hablar un trauma nacional aún sin sanar.
Nunca se podrá resolver sin que enfrentemos al ayer.
Ahora y siempre, recordemos.
Ahora y siempre, compañeros.