No quiero sombreros de colmo ni quiero...
Robásteis soles de plañir en primavera,
quebrantos en papel de oro,
robustos signos umbrosaron mi quimera
y los garbanzos de mi agosto en frío
me los comí en una cala de río
donde no quedan baretas ni estío.
Contaminásteis los amagos de mi espera,
los arrumacos con la envidia,
deshabitastéis con zotal la aurora yerta
y las violetas de mi alergia
he vendido de puerta en puerta
por la voluntad.
Porque no llevo sombrero de colmo
ni palmas de atrezo
ni lengua de esmero
soy un borracho de la madrugá.
Y es que no tengo apetito,
ni como ni le pido peras al olmo
ni en tí me embeleso
borracho de la madrugá.
Amurallásteis las chabolas de mi estampa,
los arrecifes de mi alcoba,
manoseásteis mi estandarte de bobadas
y los sarmientos que recojo a paso lento
los escondí porque llevan tu aliento
de puerta en puerta
por la voluntad.
Porque no llevo sombrero de colmo
ni palmas de atrezo
ni lengua de esmero
soy un borracho de la madrugá.
Y es que no tengo apetito,
ni como ni le pido peras al olmo
ni en tí me embeleso
borracho de la madrugá.