A veces lo creo ver, si calibro mal mi espalda
no sé cómo explicarlo sólo pasa.
Aparece ante mí el hombre al que nada perturba
indiferente y cruel
y aparentando una leve somnolencia.
Aparece ante mí y me perturba
aparece ante mí y me perturba
-y el hombre dice-
No pierdas tu tiempo en la paz, no la conseguirás,
al hombre le gusta morir y matar.
Ignora ya a la humanidad,
no la cambiarás
y camina con gracia entre los cuerpos muertos.