Quizás el tiempo se acomode
y todo encuentre su lugar.
La vida sea una mentira
y nuestro sueño la verdad.
Tal vez sea un dios quien nos derrita
y nos funda con lo demás.
Y así dejar de ser yo, de ser mí,
de ser siempre aquél que es el que es.
Y no ser nada.
Después de todo somos eso que ya no se puede ver.
Podríamos brillar, podríamos tratar de hacerlo bien.
Dejar el cuerpo y dejar de sentir
y dejar de pensarnos también.
Y no ser nada.
Y así dejar de ser yo, de ser mí,
de ser siempre aquél que es el que es.
Y no ser nada.