Recuerdo el día exacto en que te conocí
iba pegado al cielo y apenas te sentí.
Me descubriste todo de una vez
y hacia tu mano abierta me lancé
En toda una persona hube de cambiar.
Gente respetable para acometer
todo un horario fijo para andar
un diario y la mesa lista, a envejecer.
Era el perfecto aburrido fragor
de una búsqueda al centro del sol
quemando mi muerte.
Después con los hechos cotidianos fue
que nos proyectamos para hacernos tres
en la esperanza del que iba a nacer
mis frustraciones todas las volqué.
Mientras que los hechos hubo que forzar
todo este triste mundo tendió a fracasar
lo único estable es la felicidad
que no se compra ni se da en caridad.
Era el perfecto aburrido fragor
de una búsqueda al centro del sol
quemando mi muerte.
Era la alegría de un pájaro gris
con su canto pidiendo morir porque estaba preso.
Ahora junto al cielo me voy a quedar
quién me tienda la mano al pasar
comparte mi suerte...