Al fin de la batalla
y muerto el combatiente
vino hacia él un hombre y le dijo:
- ¡no mueras, te amo tanto!
Pero el cadáver
ay, siguió muriendo.
Se le acercaron dos
y repitiéronle:
- ¡no nos dejes, valor,
vuelve a la vida!
Pero el cadáver
ay, siguió muriendo.
Acudieron a él
veinte, cine, mil,
quinientos mil clamando:
- ¡tanto amor, y no poder nada
contra la muerte!
Pero el cadáver
ay, siguió muriendo.
Le rodearon millones
de individuos, con un ruego común:
¡Quédate hermano!
Pero el cadáver
ay, siguió muriendo.
Entonces todos los hombres
de la tierra, le rodearon.
Les vio el cadáver, triste, emocionado
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre
y echóse a andar.