Qué memoria tan larga
La memoria del hombre
Que puso entre comillas
El tiempo que le dieron.
Ajado, trasnochado
Hecho de polvo y sangre
De mejilla ultrajada
En la vergüenza gris
De alguna madrugada.
Qué largo el corazón
Del hombre luminoso
Que pudo ver el susto de la historia
Entre la tempestad
De barbas y banderas.
Y pudo ver su propio corazón
Multiplicado, diseminado
Por el vasto país
Que nacía a tientas al principio
Luego tan insomne
Sobre encrespado mar de soles y trincheras.
Usted estaba allí
Sin detener la marcha
Uniendo los espacios
Cristalizando el agua
Hecho de tierra y sueños
Para que todo fuera mediodía
De súbitos colores
Otro tiempo inundado
De urgentes resplandores.
Los sueños, el amor de otra patria naciendo
Y en su mirada, en su cabeza
De patriarca sencillo
En su ademán de proletario rey.