Cae la tarde en los sauces
a la orilla del canal,
la luz cumbreña derrumba otra vez
en la montaña un imperio de sol,
todo el paisaje parece decir adiós
por esa luz que se va.
Venga la luna del otoño
sube y sube el arenal
sobre las viñas derrama su luz
luna de marzo, rocío y canción
me va pisando la sombra porque me voy
peinando la soledad.
Cómo olvidar el agua
que andaba en la acequia regando tonadas
cuando eras leyenda, Mendoza mía,
bajo el cielo enorme
de luz zurriaga.
Hoy se quedó en la ausencia
y el corazón no sabe decir adiós.
Cuando te piense de lejos
patria verde del lagar
volveré niño aromado de amor
al viento brujo del cañaveral
Iré a hondazos de sueños por el canal
mirando el adiós pasar.
Nadie se va de Mendoza
aunque piense que se va.
Madre es la tierra y el hombre raíz
árbol que crece en la paz estival
quedó durando en tu sangre porque yo soy
guitarra que volverá.