En los ranchos nací,
me llaman "el bandeño".
Algún mistol supo acunarme
de changuito en mis sueños.
"Araranti upiay"
va cantando mi caja
y una copla sigue a la luna
buscando la mañana.
Cuando canto siento
que es el duende quechua
que tira de mis venas.
Me hace gritar
al vidalear nuestras tristezas.
Yo soy cantor vidalero
de mi tierra santiagueña.
Soy cantor, busco el sol
vidaleando hasta el sueño.
Mi caja está enamorada
del grito santiagueño.
Cuando muera, tal vez,
mezclado con la tierra,
florezca en vaina de algarroba
en alguna primavera.