Perdón... Te digo adiós.
Si perdonas podrás olvidar.
No quiero que el amor,
sea trigo sembrado en el mar.
Solo quiero que seas feliz,
te libres de mí,
y recobres la fe.
Que te quede de mí la ternura,
como resolana debajo la piel.
Se ha roto entre los dos,
la alegría del sueño de amar.
Nos queda la ilusión,
y es posible volver a empezar.
Nadie puede inventar el amor,
no me tengas rencor.
Despedirse es tan cruel...
Que te quede de mí la ternura,
como resolana debajo la piel.
Y cuando el amor renace,
vuelve a cantar la vida,
vuelve la fe perdida.
Todo tiene sentido otra vez,
si te queda de mí la ternura,
como resolana debajo la piel.