Uno intenta, mal que bien, vivir de acuerdo con la vida,
Con su claridad oscura y en su clara oscuridad,
Inventándose el trayecto de ese viaje solo de ida
Sin pagar peaje al cielo por un trozo de maná.
Con el fin de no rendirse en la defensa de los sueños
Frente al golpe delirante de los hitos del ladrón
Que no ceja en su pasión por el botín que le haga dueño
De los últimos crepúsculos de la imaginación.
No hay manera, no hay manera...
Desconoce la derrota,
No hay manera, no hay manera...
Nunca se hunde, siempre flota,
No hay manera, no hay manera...
Cuando apunta da en la diana,
No hay manera, no hay manera...
Cuando apuesta, siempre gana,
No hay manera, no hay manera...
No hay manera, no hay manera...
No hay manera de que pierda
La mierda.
Uno intenta, mal que bien, no defraudar a la quimera
Enfrentándose a la táctica del gran camaleón,
Ese infame que adolece de la casta de la fiera
Y que ataca disfrazado de invisible y a traición.
Pero así las cosas en la lucha contra el desengaño
Producido por la farsa de la puta indignidad,
Permanece el lobo fiel al fraude que guía al rebaño
Trasquilado una y mil veces sin honor a la verdad.