Tras el sacro desenfreno,
El frenazo y el frenillo,
Le previene el cura obsceno
Al incauto monaguillo:
"Ojo y no eches por la borda
Tus ardores de grumete".
"Pues me vino el sursum corda",
Le responde el mozalbete
"¡Vade retro!. Y dime hijo,
¿Fue el derrame en la escotilla?"
"No, más bien fue tan prolijo
Que le ungí la coronilla".
"Pues enváinala, carajo",
Le amonesta, airado, el cura,
"Que me pringues el refajo,
Vale, pero la tonsura.
Eso sí que no. ¡ah, no!"
Y aquí viene el estribillo
Que masculla el monaguillo:
"No es en vano, ano, ano
Que se llame, ame, ame
Vaticano el vaticano,
Ano, ano, ano, amén.
No es en vano, ano, ano
Ano, amén".
Más taimado el sacerdote,
Le consuela al monaguillo:
"Por jadearme en el cogote,
Te has ganado un cigarrillo.
Y ahora, por la sodomía,
Que por cierto, fue muy breve,
Rézate un avemaría
Pues tu culpa es falta leve.
Pero por tu incontinencia
En la cumbre del trabajo,
Ponte, como penitencia,
Un cilicio en el badajo.
Y no seas pico de oro
Si no quieres un azote
Que ahora ya no calla el coro
Y se monta el gran cipote.