Las cartas que tú a veces me mandabas y nunca leí
estaban marcadas con palabras que pronto aprendí,
que juegas y apuestas fuerte sin límite de pasiones,
si apuestas por la reina de corazones.
Si quieres que comprenda tus razones o hacerme sentir,
no juegues con emociones, que sueles fingir.
Han sido ya demasiadas las pobres comparaciones
entre el tiempo perdido y tus ilusiones.
Doy todo lo que puedo dar,
me he acostumbrado a apostar sin ganar.
Rey de copas fui por todo lo que vi junto a tí, junto a tí.
Las cosas que vivimos y recuerdo contigo o sin tí
me han enseñado a retirarme a tiempo, mi apuesta es huir.
No cambio mis pensamientos por juegos de perdedores
que apuestan por la reina de corazones,
que apuestan por la reina de corazones,
que apuestan por la reina de corazones.