Cuando camino por la calle
y del brazo vas conmigo,
me vuelves loca,
y cuando siento el sonido de tu risa
que me vende tu alegría,
me vuelves loca.
Me vuelves loca
cuando empiezo a ver que el día
se comienza a despedir
porque al llegar a nuestro cuarto,
la de cosas tan hermosas
que me empiezas a decir,
me vuelves loca.
Cuando me pides por favor,
que nuestra lámpara se apague,
me vuelves loco,
cuando transmites el calor
que hay en tus manos en las mías,
me vuelves loco.
Y cuando siento que tus brazos
aprisionan mis espaldas,
desaparecen las palabras,
sólo se oyen mil suspiros,
no sé evitarlo sin remediarlo,
me vuelves loco.