Tú me diste permiso para aparecer
pero no para protagonizar
y cuando con mi baile yo me destaqué
como una fiera te pusiste Caridad
y aprendí en la parranda
que tú eres la que manda.
Me diste una trompada con tu brazo secular
y me dejaste llorando,
con los mocos por el fango,
mientras te pedía otra oportunidad.
Soy un hombre que sufre.
Y yo te di el aval para Elpidio Valdés
y te ofrecí mi fuerza laboral
y conspiraste pa' sacarme del hotel
porque no me quería desnudar.
Y me dejaste en eso,
me sacaste del proceso,
me diste una libreta,
y me mandaste al hospital.
Me cambiaste el escenario,
respondí tu cuestionario,
y te dije que no iba a protestar.
Soy un hombre que sufre.
Y me dejas sin dinero
y en los plantes de rumbero
nunca me dejas cantar.
Y tú abusas porque sabes
que a pesar de tus dechaves
no me voy a endanzonar.
Pero ya me voy cansando
que me andes cuestionando
mi manera de bailar el guaguancó.
Y yo te di el aché para Kunta Kinte
y yo puse a la tribu en su lugar
y me mandaste luego fuera a conseguir
justicia para otro solar
y me dejaste en eso
cuando vine de regreso
tenías a un extranjero en la cama matrimonial
y me di cuenta en tu mesa
que mi amor no te interesa
si no soy mansito e incondicional.
Soy un hombre que sufre.
Y me dejas sin dinero
y en los plantes de rumbero
nunca me dejas cantar.
Y tú abusas porque sabes
que a pesar de tus dechaves
no me voy a endanzonar.
Pero ya me voy cansando
que me andes vigilando
a la hora de bailar el guaguancó.