La historia un poco simple de nuestros amores
cabría en cuatro líneas... o en menos, quizás...
Un cambio emocionado de versos y flores,
dos cartas literarias y un beso fugaz.
Muy poco para un hombre que luego en la vida,
de tanta pena amarga retuvo el sabor;
un mundo para el alma que guarda encendida
la humilde y pura llama de su primer amor.
¡Todo no acabó, tiempo de ver!...
Te pertenece la canción que vuelvo a oír,
y este suspirar, y el rápido latir
de mi corazón al evocar...
Vuelves del ayer, primer amor,
con tal fragancia encantadora de ilusión,
que pese al mal,
aún es la vida un caro bien por ti,
¡luz de amanecer en mi dolor!
Te busco en la memoria, mi novia primera...
¿Tenías rizos negros?... ¿O bucles de sol?
¿De qué color los ojos?... ¡No sé cómo eras!
¡El tiempo -recio y terco- tu imagen borró!
Pero algo a ti me une;
y es tuyo, en mi vida
de errantes sensaciones,
el sitio mejor.
Me apartas del presente,
que es prosa mentida
me salvas el lirismo,
¡mi fiel primer amor!