Daba la diana el gallo,
ladrando un perro desde lejos contesto
y el arrabal al despertar
al nuevo día saludo...
Lejos pasaba un coche...
Cual centinela que la guardia termino,
la luz temblona de un farol
como un lamento se apago.
Rompio el silencio el bordonear de la guitarra
y por sus cuerdas el dolor paso llorando
mientras una voz, que la pena desgarra,
canto de este modo su cruel dolor:
"Yo te bendigo pese al daño que me has hecho
aunque otros brazos te acaricien y te abracen,
pues el rencor no ha cabido en el pecho
que un día llenaste de luz y de amor!...
Mas si con dolor
llegas a llorar
al recuerdo del amor
que te supe dar,
piensa que te perdono
mi corazón
y el alma que por ti sufrio
te da su bendición."
Daba la diana el gallo.
Como un reproche a la amorosa bendición
ladraba el perro y de un farol
murio la luz con la canción...
Pero el "yo te bendigo"
que desde el fondo de su pecho el arranco
de la guitarra al cielo fue
y en una estrella se escondio...