Salgan, amigos, de su engaño,
si piensan, como antaño,
llevarme de farra.
Sigan de largo por mi puerta,
que ya no estoy alerta
ni espero a la barra.
Algo más lindo que la calle,
que el trago y que los bailes
de adentro me agarra.
Dos manitas son,
en el mismo umbral,
las que pueden más que yo.
Porque ahora tengo un pibe
que es mi vida y mi ilusión,
que apacigua con ternura
tanta locura...
A mi casa trajo el cielo,
ángel de mi corazón,
y me tiene prisionero,
tan a gusto, compañeros,
que me quedo en la prisión!
Sigan, mis viejos camaradas,
sembrando carcajadas
camibo adelante...
Rían, conozco esa alegría
que pone, al otro día,
más triste que antes.
Déjenme al borde de esta cuna
cuidando mi fortuna
con ojos amantes.
Yo me quedo aquí,
nada iré a buscar,
más no ya puedo pedir.