Yo era un pobre pato
que a Europa me llevaron.
Entré de gran primera,
nombrado secretario
de un rico niño bien.
Feliz como ninguno,
pasaba la gran vida
sin miedo a la miseria,
y el mundo me creía
magnate de gran tren.
Mas una noche ingrata
que bailando, allá en París,
en una de esas "boîtes"
de gran lujo y gran champán,
sentado frente mío
vi a una pálida mujer
que aún hoy la recuerdo
pues me hizo mucho mal.
Por ella dejé todo
y volví a patinar,
pasando mishiaduras
y creyendo en su pasión;
mas pronto se hizo humo
la pérfida mujer,
dejando destrozado
mi pobre corazón.
El tiempo ya ha curado
aquella gran herida
que, en hora no lejana,
me hiciera la percanta
que quise con amor,
pues hoy me han enterado
que el mal que a mí me hizo
lo paga ella con creces,
sufriendo por la pena
que un hombre le causó.