Desde que despertamos
nos pertenece
el mundo que vivimos
con vino y nueces,
con el yunque y la pluma,
con guitarra y martillo,
con el telar antiguo,
con charango y cuchillo
con la pluma y el fango,
el número y la letra,
las uvas de Neruda
y las ballenas.
Toma mi mano,
dame tu mano,
hace ya tiempo
que nos buscamos.
Toma mi mano,
dame tu mano,
que ya es la hora
de reencontrarnos.
Labrador abnegado,
pastor silente,
nombrador de la estrella,
busca a tu gente,
al que amasa los panes,
al que cuida las flores,
al que defiende el día
de los hombres callados.
Y júntalos a todos
alrededor del fuego
para que se den cuenta
que el mundo es de ellos.
Toma mi mano,
dame tu mano,
hace ya tiempo
que nos buscamos.
Toma mi mano,
dame tu mano,
que ya es la hora
de reencontrarnos.
Toma mi mano,
dame tu mano,
hace ya tiempo
que nos buscamos.
Toma mi mano,
dame tu mano,
que ya es la hora
de reencontrarnos.