Hay narices instaladas
tan solo para olfatear
y otras que se olfatean
los que le puede pasar
y las hay que son apenas
el medidor ideal
para saber hasta donde
los ojos saben mirar.
Hay narices, hay narices,
hoy honores rinde el mundo a las narices.
Con narices, sin narices,
por narices, tus narices
y todo es cosa de narices nada más.
Hay narices que no huelen
ni podrán oler jamás
porque Dios las ha creado
como adorno y nada más,
y las hay que sólo nacen
para oler a los demás
y como nacen podridas
huelen lo malo nomás.
Hay narices que resoplan
y resoplan sin cesar,
con el polvo que levantan
se taponan las demás;
Esas narices entonces
terminan por reventar,
pues todo el aire que queda
no lo pueden respirar.
Hay narices habituadas
a oler lo que huele mal,
cuando encuentran una rosa
no la saben apreciar...
pero las hay que prefieren
lo que bien huele nomás
y no es difícil hallarlas,
hay que saberlas buscar.
Hay narices, hay narices,
hoy honores rinde el mundo a las narices.
Con narices, sin narices,
por narices, tus narices
y todo es cosa de narices nada más.