La cebolla es escarcha
cerrada y pobre,
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla;
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
II
En la cuna del hambre
mi niño estaba;
con sangre de cebolla
se amamantaba,
pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
III
Una mujer morena
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
¡Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso!
IV
Alondra de mi casa,
ríete mucho,
que es la risa
en tus ojos,
la luz de mundo.
Ríete tanto,
que mi alma al oírte
bata el espacio.
V
Tu risa me hace libre,
me pone alas;
soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus ojos
relampaguea.
VI
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras,
rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
VII
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras,
rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
VIII
Desperté de ser niño...
¡...nunca despiertes...!
Triste llevo la boca...
¡...ríete siempre...!
siempre en la cuna
defendiendo la risa,
pluma por pluma.
IX
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
X
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes,
como cinco jazmines
adolescentes.
XI
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
XII
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.