Ya no quiero caricias sin piel,
ni besos de ayer, ni abrazos vencidos.
Ya no quiero buscar un "te quiero"
en un casillero de objetos perdidos.
Ya no quiero temblar en enero,
en pleno verano morirme de frío.
Ya no quiero alejarme algún tiempo,
despertar y caer al vacío.
Ya no quiero perder mi raíz,
preguntar ¿por qué a mí, lo tendré merecido?
O enredarme en un sueño sin fin,
donde deba morir para echarte al olvido.
Ya no quiero pensar en vivir
y seguir deshojando flores en el río.